Ni las observaciones astronómicas ni los datos enviados en 1979 por la sonda “Viking” han sugerido que en su día Marte presentaba calor y sus mares y continentes, pero, sin embargo, esa es la idea que defienden Víctor Baker, Robert Strom y sus colaboradores de la Universidad de Arizona en Norteamérica, a pesar de haber levantado numerosos polvos entre los astrónomos del mundo.
Para poder juzgar mejor esta valiente teoría, diremos que en la actualidad el clima de Marte es similar al de nuestra estratosfera. La temperatura media es de 50ºC y la presión es de 10 milibar.
Según los datos enviados por la sonda “Viking”, hace tres mil millones de años hubo inundaciones catastróficas y se hicieron famosos canales por la erosión. Asimismo, se estima que para ello se necesitaron caudales de 1.000 millones de m3/s por cada 10 millones de euros. ¿Pero qué le pasó a aquella agua? Se apiló en capas enterradas, congeladas para siempre. Debido a las presiones tectónicas, en un tiempo (aunque no sabemos cuándo fue exacto) este agua volvió a aflorar formando un gran lago. El lago era tres veces mayor que el Caspio, pero luego el agua se evaporó o se congeló.
Para Baker y sus compañeros eso es cierto, pero no toda la verdad. Observaciones astronómicas indican la existencia de zonas sedimentarias en relieves similares a las islas y costas. En los cráteres creados por el impacto de los meteoritos se observan restos similares a la erosión marina.
Además, estudios recientes demuestran que en el sur de Marte existe una banquisa similar a la de nuestro planeta. Los relieves también sugieren que han sido similares a nuestros glaciares.
Pero si hay glaciar, también hay corriente de agua. Este agua se volvería a evaporar y enfriada se convertiría en nieve, alimentando nuevamente el glaciar. Sin embargo, para que la tesis de estos astrónomos norteamericanos fuera creíble, en Marte debía haber climas más cálidos que los actuales para que el agua tuviera un ciclo similar al de la Tierra.
El clima templado pudo estar en Marte gracias a los volcanes. Por un lado, fueron bastante calientes para derretir el hielo, y por otro, lanzaron gases carbónicos suficientes para producir el efecto invernadero.
Sin embargo, no podía haber sucedido tan sólo una vez los relieves que se observan en la actualidad y hay que pensar que los océanos de Marte fueron periódicos (repetidos).
Pero los astrofísicos “ortodoxos” no están de acuerdo. De hecho, para que este tipo de episodios fuera cierto, los volcanes tuvieron que arrojar ingentes cantidades de gas.
Sin embargo, en agosto de este año la sonda “Observer” nos ofrecerá muchos detalles sobre esta hipótesis y podremos saber si las ondas moldearon o no las costas de Martitz a intervalos de millones de años.