En colaboración con otros centros y universidades del Instituto de Investigación Genoma, ubicado en Rockville, en el estado norteamericano de Maryland, han conseguido romper parte del código genético del parásito responsable de la malaria. Este logro abre nuevas oportunidades para diseñar medicamentos y vacunas contra esta vieja enfermedad asesino.
Hasta ahora han podido secuenciar un único cromosoma de este parásito llamado Plasmodium, pero los investigadores creen que es un logro muy importante para abrir el camino a medicamentos y vacunas. Se han identificado más de 200 genes y, según los investigadores, la mayoría de ellos son fundamentales para las tareas del parásito. Por ejemplo, se han identificado algunos genes que controlan la producción de proteínas superficiales del parásito. Estas proteínas se encuentran en la capa externa de bacterias, virus o parásitos y el sistema inmune del cuerpo las utiliza para identificar a estos seres como invasores, pero en ocasiones el microbio puede utilizar las proteínas de la piel para disfrazar, transformar. En este caso, los investigadores han encontrado un grupo de genes que controlan una gran familia de proteínas de la piel y consideran que éstas son las que ayudan al parásito a escapar de la respuesta del sistema inmune. Por tanto, se cree que un mejor conocimiento de estos genes y de las proteínas que dependen de ellos ayudará a desarrollar nuevas estrategias para controlar la malaria.
Plasmodium falciparium es uno de los cuatro parásitos responsables de la malaria. Estos parásitos son transportados por los mosquitos después de que se agarre a un animal o persona infectada y al llegar a otro le dejan el parásito. El parásito es unicelular y, tras la introducción de los cuerpos, llega al hígado y se reproduce, extendiéndose posteriormente por la sangre. La malaria produce síntomas similares a la fiebre y la gripe, pero en las mujeres embarazadas y en los niños la fiebre es muy elevada y puede ser mortal. Las consecuencias de esta enfermedad son terribles, 500 millones de personas infectadas al año y cerca de 3.000 niños al día. No existe una vacuna eficaz contra ella y, además, algunas variedades se han convertido en resistentes a los medicamentos. Este último descubrimiento permitirá avanzar en la lucha contra la malaria.