Estudiando el metabolismo cerebral, los científicos investigan cómo el reshus macaco trata los sonidos. Al igual que el ser humano, cuando el macaco oye las llamadas de las personas, aumenta la actividad del hemisferio izquierdo del cerebro. Según los investigadores, con ello se frena la actividad del hemisferio derecho. Además, cualquier otro sonido no produce la misma respuesta en el cerebro de los monos.
Los científicos han empezado a especular sobre la posibilidad de que esta actividad sea representativa de la capacidad de hablar, en definitiva, algo parecido ocurre en los seres humanos. Sin embargo, los investigadores también han planteado la idea inversa de que el estudio de los reshus macacos puede ayudar a comprender la evolución del ser humano.