“Según los datos obtenidos en los últimos seis meses por la constelación de satélites Swarm, el campo magnético de la Tierra se está debilitando”. Ha sido el titular más destacado de los medios de comunicación de la reunión de trabajo de la ESA celebrada en junio en Copenhague, pero también se podía sacar algún otro tipo, por ejemplo: “El campo magnético terrestre se ha debilitado en Occidente, mientras que en el Océano Índico se ha fortalecido”. Y otro tercero podría ser posible: “El Polo Norte magnético se mueve hacia Siberia”.
Detrás de todos estos titulares o títulos se encuentra el estudio realizado en los últimos seis meses por los tres satélites de la misión Swarm. Los tres satélites se pusieron en órbita terrestre a finales de noviembre de 2013, a dos alturas de 460 kilómetros y la tercera a 530 kilómetros de la Tierra. El objetivo de los tres satélites es es la observación de la Tierra, tomando datos geo-magnéticos con gran precisión. Quieren investigar el campo magnético, ver cómo se crea, cómo cambia, cómo afecta el viento solar y cómo se relaciona con el cambio climático. Y es que el campo magnético que se extiende desde el núcleo de la Tierra hasta la magnetosfera, nos protege de la radiación solar y cósmica, por lo que es imprescindible para la vida.
Según los expertos reunidos en Copenhague, en el período de entre 5.000 y 10.000 años se producirá una inversión en el campo magnético terrestre. No será la primera vez en la historia de nuestro planeta, la última inversión ocurrió hace 780.000 años.
De los resultados de la misión, los científicos de la ESA han afirmado que el trabajo de los satélites ha sido excelente, pero que a partir de sus datos todavía es demasiado pronto para extraer conclusiones generales. De hecho, si se cumplen los objetivos, los tres satélites permanecerán cuatro años en órbita terrestre.En estudios posteriores observarán también el manto de la Tierra, la corteza terrestre, los océanos, la ionosfera y la magnetosfera.