Los científicos desde hace tiempo creían que los océanos eran generadores de actividad sísmica, pero la creencia no es suficiente y ahora han demostrado que funcionaban correctamente. De hecho, en la zona comprendida entre el Mar de Labrador e Islandia, se ha demostrado que cuando las olas chocan emiten una vibración al fondo del mar y que el distanciamiento que genera puede detectarse a miles de kilómetros de allí. El estudio de estos microseismos ayuda a conocer mejor la estructura de la superficie terrestre. El estudio ha sido publicado en la revista científica Proceedings of the Royal Society A.