Un equipo de la Universidad Bristol concluye que hace 60.000 años se produjo un terremoto gigante bajo el mar. Como consecuencia del desprendimiento, se produjo el mayor flujo de arena y barro jamás medido en la Tierra: la masa que se movió fue diez veces mayor que la se desplaza en un año sumando todos los ríos de la Tierra. A modo de dato, afirman que el flujo alcanzó los 150 kilómetros de ancho y que, además, la masa recorrió unos 1.500 kilómetros hasta su deposición.