Los científicos buscan un test para medir el sueño de las personas y encuentran en la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington una proteína que puede ser útil para desarrollar el test: la amilasa, que a medida que aumenta su sueño se acumula en la saliva. No saben por qué ocurre esto, porque la amilasa en sí misma no cumple ninguna función relacionada con el sueño.
Todavía no han conseguido desarrollar test fiables, ya que los marcadores que han probado han dado resultados confusos. Lo mismo les ocurrió al medir la cantidad de amilasa de la saliva, que era muy variable de un individuo a otro. Sin embargo, si en su lugar se mide la concentración relativa de amilasa respecto a otros compuestos de saliva, los científicos creen que pueden estar en vías de conseguir un marcador que indique el grado de sueño.