Durante años los paleontólogos han considerado que los primeros primates eran nocturnos. Los estudios genéticos han concluido que los primeros primates eran del día y que algunos grupos se convirtieron en nocturnos.
Entre los primates actuales se encuentran varias especies nocturnas y otras diurnas. Sin embargo, las más primitivas son las nocturnas, como las galas. Estos llevan una capa especial para concentrar la luz tras la retina. Esto permite recoger comida nocturna. Como algunas especies del día también poseen esta capa, los científicos creían que los primeros primates eran nocturnos, y que luego algunos evolucionaron y se convirtieron en diurnos.
Sin embargo, investigadores de la Universidad de Chicago han estudiado qué ocurre a nivel molecular y han llegado a otra conclusión. En 25 especies dispersas por el árbol genealógico de los primates se han analizado los genes de proteínas sensibles a la luz.
Para empezar, se han revisado los genes de los pigmentos sensibles a la longitud de onda verde y roja. Por la noche no se distinguen estos dos colores, por lo que los investigadores creían que los genes de ambos pigmentos serían muy diferentes entre las especies, ya que las mutaciones no pondrían en peligro la vida del animal. Y han descubierto lo contrario, es decir, los genes de estos pigmentos son muy similares en todas las especies.
Lo mismo ocurre con el pigmento de otro color que no se separa por la noche, el azul morado. Eso significa que estos genes están desde el principio, son muy antiguos. Las únicas excepciones son los galagos y similares. Por lo tanto, parece que el antepasado de los primates era del día, y que luego surgieron los primates nocturnos. No obstante, seguirán investigando, ya que algunos expertos no están de acuerdo. De hecho, no es fácil descartar la creencia de cien años basándose en una sola investigación.