Los datos meteorológicos ponen de manifiesto que en los últimos 30 años en Europa ha habido mucha menos nubes y brumas que en épocas anteriores. A partir de este dato, algunos meteorólogos de la Comisión de Energía Atómica han analizado la influencia de la disminución de estos fenómenos en el clima. La conclusión es que la escasez de nieblas explica por qué Europa se está calentando más rápido de lo que calculaban los modelos teóricos.
La niebla refleja la luz del Sol hacia el espacio. Cuando en Europa había mucha nube, la luz del Sol llegaba mucho menos que ahora. Ahora se calienta la superficie terrestre y emite más radiación de efecto invernadero.
Por tanto, sólo por la disminución de nieblas y brumas, el efecto invernadero en Europa ha aumentado; los expertos han analizado los datos de 342 estaciones meteorológicas y han confirmado que la tendencia es de los últimos 30 años.