Los últimos estudios realizados en esta zona volcánica han demostrado que el vulcanismo de La Garrotxa fue el más joven de la Península Ibérica. Investigadores internacionales, entre ellos Eneko Iriarte Avilés, de la Universidad de Burgos, han publicado sus resultados en dos artículos, The Holocene y Scientific Reports respectivamente.
Iriarte ha destacado que en sus artículos se han presentado nuevos e interesantes datos sobre la evolución paleoclimática de La Garrotxa: “En esencia, hemos visto que la actividad volcánica se extendió hasta hace 8.300 años, y hasta ahora se pensaba que había terminado en torno a los 13.000 años. Esto significa que es el vulcanismo más joven de toda la península Ibérica”.
Entre los detalles relacionados con estas actividades se encuentran algunas coladas volcánicas que cerraron el valle del Fluvià cerca de Olot. “En la actual llanura del Pla de les Preses surgió un gran lago. En su registro sedimentario se han analizado diversos indicadores geológicos y biológicos, incluyendo las capas de cenizas y las lapillis volcánicas, que han permitido clarificar la evolución paleoclimática de los últimos 14.000 años”, señala Iriarte.
Estudian, entre otras cosas, las repercusiones de la actividad volcánica sobre los ecosistemas de las plantas y de los lagos, y exponen también algunos cambios climáticos violentos. Según ellos, esta información puede aportar pistas sobre las consecuencias del calentamiento global actual.
Además, se ha investigado la influencia de este vulcanismo en las poblaciones mesolíticas humanas de la zona. Según los investigadores, se ha puesto de manifiesto la resiliencia de la población cazadora-recolectora de la zona, que fue capaz de adaptarse a la situación y de gestionar adecuadamente el riesgo.