Durante muchos años se ha considerado que las aves nidifican en función de dos factores: las tendencias propias de la especie o grupo y los factores ambientales. Ahora, sin embargo, también se ha comprobado que la tradición cultural influye mucho en el estudio de los nidos de una especie de gorrión del desierto de Kalahari (Plocepasser mahali).
La investigación, publicada en la revista Science, ayuda a superar prejuicios, ya que la cultura arquitectónica ha sido considerada como un rasgo humano, aunque se ha demostrado que hay transmisión cultural en otros aspectos: canto, migración, recogida de alimentos y uso de herramientas. En el estudio, realizado en Kalahari, se han analizado 450 estructuras realizadas por 43 grupos de la especie Plocepasser mahali durante dos años. Y han visto que, aunque genéticamente parecidos y viviendo todos en el mismo entorno, cada grupo tenía su propio estilo constructivo. Por ejemplo, algunos realizaban estructuras planas y robustas, mientras que otros realizaban estructuras con amplios accesos y fosas de salida.
Los investigadores han confirmado que las diferencias estructurales no tienen nada que ver con el tamaño de los gorriones, ni con las características del árbol, ni con el tiempo. Por el contrario, cuando el grupo cambia de lugar, mantiene su propio estilo y si algún individuo acude a otro grupo, hace suya la arquitectura del grupo.
Así, los investigadores han llegado a la conclusión de que el aprendizaje social y la cultura del grupo influyen más en la arquitectura de los nidos que las tendencias propias de la especie y el medio ambiente.