Una moneda de hace dos mil años ha cautivado a los químicos italianos. Se cree que es de plata, pero el análisis de la estructura microscópica revela que se trata de una moneda falsa, de plomo, pero disfrazada de una fina capa de plata.
Los falsificadores también engañaron a los arqueólogos actuales, que dieron la moneda como plata en 1948, cuando encontraron a Gallipoli cerca de la ciudad. Los análisis realizados en 2003 fueron los que descubrieron el fraude. Los falsificadores han existido desde siempre, pero los trabajos finos encontrados en esta moneda han sorprendido a los científicos.
La plata y el plomo están perfectamente unidos en la moneda, resultado que no se consigue mediante el calentamiento de dos láminas finas de plata con la moneda, ni mediante reacciones químicas que dan forma de plata. Un resultado de este tipo se obtiene actualmente mediante un proceso electrolítico, pero la electroquímica no se desarrolló en el XIX. Hasta el siglo XX. ¿Cómo lo hicieron entonces?
Los químicos de la universidad romana de La Sapienza han encontrado la solución, utilizando técnicas conocidas hace dos mil años para lograr el mismo efecto. La clave era sumergir la moneda en acetatos de cobre y cloruro de plata. El primero se obtiene mediante la deposición de un trozo de cobre en vinagre y el segundo mediante el tratamiento con amoniaco de un mineral de plata. El propio amoniaco era extraído de la orina.
Esto parece sencillo, pero hay que tener en cuenta que aquellos falsificadores inventaron hace dos mil años un método equivalente a la electroquímica. Claro, en aquella época también se podía demostrar fácilmente que la moneda es falsa, con sólo medir la densidad, pero en un mercado repleto de millones de monedas no podían analizarlas todas y el fraude avanzaría.