Las fracturas óseas severas se resuelven con aditivos metálicos: el tubo metálico se introduce en el interior de los huesos y se sujeta bien mediante un tornillo hasta formar el hueso.
Este sistema, sin embargo, presenta una serie de deficiencias: la segunda operación de eliminación de los tubos permite a los pacientes sufrir sonidos y otras molestias en caso de no operarse; además, los tubos metálicos son excesivamente duros y pueden causar daños internos en los huesos.
Un equipo de investigadores británicos, con el objetivo de solucionar el problema, ha puesto la esperanza en polímeros biodegradables y ha encontrado material que puede ser útil: el cristal líquido. Las moléculas de los cristales líquidos están ordenadas en la misma dirección y al pasar por la extrusora se obtienen fibras duras. Los investigadores han desarrollado un poliéster biodegradable con las propiedades de los cristales líquidos: el material tiene la dureza necesaria, una elasticidad similar a la de los huesos y una vida media de seis meses.
A priori puede ser un material sustitutivo adecuado de los aditivos metálicos, aunque todavía quedan por realizar las pruebas médicas.