Desde el mismo momento en que Darwin formuló su teoría de la evolución, los fundamentalistas religiosos norteamericanos están en conflicto con el evolucionismo, ya que consideran la obra del diablo y el caballo de troya del materialismo comunista. Según ellos, en las escuelas también hay que enseñar lo que ha dicho la Biblia (o lo que ellos han interpretado).
Según la Biblia, el mundo sólo tendría cuatro mil años y todos los animales y plantas serían creados por Dios y salvados por No de la inundación. Esta actitud creacionista es bastante progresista si no tenemos en cuenta que a principios de siglo defendían una mera enseñanza del creacionismo.
Cuando en 1981 el congreso norteamericano aprobara el Balance Treatament Act parecía que los creacionistas habían ganado la batalla. Según esta ley, ambos puntos de vista debían ser tratados de manera equilibrada en las escuelas. Pero esta ley fue recurrida en la Corte Superior y este tribunal lo ha anulado. Según la Corte Superior, el creacionismo es una creencia religiosa y el evolucionismo es la ciencia. Como la Constitución de los EE.UU no permite que la ley promueva una determinada creencia religiosa, la ley es anticonstitucional.
Con esta decisión se conseguirá que no se repita lo ocurrido en 1927. Entonces, el estado de Tennesse demandó al profesor de ciencias naturales Scopes por enseñar el evolucionismo.