El año pasado en esta sección de Nuevas Ciencias de un número hablamos de la grave situación del mar Aral. El lago se está secando debido a que las aguas de los dos ríos principales que vierten sus aguas (Amu Daria y Sir Daria) se están utilizando para regar campos de algodón.
Los territorios de alrededor del lago Aral (Uzbekistán) son los campos de algodón más septentrionales del mundo y es un gran monocultivo. El objetivo de estos campos es asegurar el autoabastecimiento de algodón en la Unión Soviética. Sin embargo, los daños son mayores que los beneficios.
El algodón, como se ha dicho, es monocultivo y ha conseguido desplazar el cultivo de verduras y frutales. En consecuencia, la población no puede crecer con los alimentos que crecen en ella. Por otro lado, el algodón necesita mucha agua y grandes cantidades de fertilizantes para crecer. A pesar de que hasta la fecha la mayor parte del algodón ha sido recogido a mano, el mecanizado es cada vez más extendido, por lo que cada vez hay que utilizar más perdedores de hojas. Estos productos químicos son muy peligrosos y se cree que son la causa de la elevada tasa de mortalidad infantil en Uzbekistán (46,2 por mil). Por otro lado, el coste social del algodón también es muy elevado, ya que en época de cosecha, septiembre-octubre, se utilizan los escolares, que pierden muchas horas de clase.
En la actualidad existe un gran debate entre Uzbekistán y la Unión Soviética sobre el algodón monocultivo. Para muchos, lo ideal sería reducir las parcelas asociadas al algodón y aumentar las asociadas a la producción de alimentos. Además, comprar algodón a Egyptori o a la India es más barato.
Mientras tanto, la situación del lago Aral está en la base de todo esto.