La infección coronaria, iniciada en Wuhan (China) y que ya se ha extendido a nivel internacional, ha generado numerosas preguntas y una inundación de información. Pero la comunicación de calidad ha ido acompañada de desórdenes, malentendidos y noticias falsas. Por ello, conviene tener claros algunos conceptos:
El coronavirus es un conjunto de virus que alberga muchas especies. Están constituidos por RNA, cápsida proteica y envoltorio y, a través del microscopio electrónico, se les ve una estructura tipo corona (de ahí su nombre).
Son frecuentes en aves y mamíferos, causando enfermedades respiratorias en muchas especies, incluidos los seres humanos, entre ellos el resfriado común. En ocasiones, sin embargo, aparecen especies mucho más peligrosas, entre las que se encuentra la que en 2002 produjo un grave síndrome respiratorio agudo (SARS), la que en 2012 produjo el síndrome respiratorio de Oriente Próximo (MERS), y el nuevo coronavirus (2019 Novel Coronavirus, 2019-nCoV) que ahora ha aparecido en China.
La zoonosis es una enfermedad que se transmite de animales a humanos. Casi dos de cada tres agentes infecciosos que nos afectan al ser humano son zoonóticos, SARS, MERS y los virus que ahora han causado una emergencia sanitaria.
Tanto el SARS como el MERS eran originariamente murciélagos, de los que saltaron a otra especie (la peonza y el camello, respectivamente) y a través de ellos llegaron a los seres humanos. Al ser nuevos para nosotros, el sistema inmunitario no es capaz de resistir, de ahí la capacidad de dañarlos.
En el caso del virus 2019-nCoV, las primeras investigaciones sugirieron que el depósito original podía ser una serpiente. Algunos investigadores lo dudaron enseguida, ya que todos los coronavirus existentes se han encontrado en mamíferos y aves. Ahora, otro estudio ha demostrado que es muy parecido al virus de la SARS (el 79,5% del genoma es igual) y que proviene de murciélagos.
La pandemia es una epidemia extendida en todo el mundo o en un territorio muy amplio. Ejemplos de ello son la gripe de 1918 en el pasado y el sida en la actualidad.
Para que se produzca la pandemia, el virus, además de ser antígeno nuevo para el ser humano, debe ser capaz de transmitirlo de una persona a otra. De hecho, puede ocurrir que alguien se infecte con un virus de origen animal, pero si no es capaz de contagiar a otra persona, la cadena se rompe.
Han demostrado que el nuevo coronavirus se transmite también de persona a persona, en el aire y en las partículas transportadas en la piel (manos). Sin embargo, su durabilidad en objetos y superficies no es prolongada, por lo que no se contamina a través de productos comerciales.
El 30 de enero de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró una situación de emergencia internacional, sobre todo para prevenir los daños que pudiera ocasionar el acceso a países con sistemas de salud vulnerables. Paralelamente, China apoyó medidas para limitar la peste y reducir el riesgo de contagio, y animó a otras naciones a estar alerta y a tomar las medidas necesarias.
Además, se encargó de continuar investigando con transparencia y colaboración en la identificación, diagnóstico, tratamiento adverso y desarrollo de la vacuna.
La mortalidad indica el número de personas que mueren en una determinada población durante un tiempo. Por el contrario, la letalidad indica cuántos mueren de las personas infectadas.
Todavía no se conoce bien la tendencia del nuevo sistema coronario. Si se compara con la gripe estacional, por ejemplo, hay que tener en cuenta que gran parte de la población se contagia del virus de la gripe y que la mayoría de ellas no enferman o superan sin consecuencias graves los síntomas provocados.
Por su parte, los infectados por el nuevo coronavirus son menos numerosos (17.391 el 3 de febrero según la OMS) y han causado menos muertes que la gripe, teniendo en cuenta a toda la población mundial (362, todos en China, excepto uno). Sin embargo, entre los infectados se ha detectado una mayor letalidad que la gripe. En cualquier caso, por el momento menor que el virus del MERS, por ejemplo.
El número R0 indica el número de personas que son infectadas por una persona enferma. Es una media y si es superior a 1 significa que la enfermedad se expande. Cuanto mayor sea el número, más rápido se expandirá.
No es fácil calcular el número R0, ya que son muchos los factores que influyen y van cambiando con el tiempo. Algunas fuentes han notificado varios números R0 del nuevo coronavirus, pero la OMS indicó que se encuentra entre 1,4 y 2,5 (una semana antes de la implantación de la emergencia).
La clave para bajar el número R0 son las vacunas, ya que reducen el número de personas potencialmente contaminantes. A pesar de los esfuerzos que se están realizando para desarrollar la vacuna anti Coronavirus, no esperan que se llegue antes de un año.
Mientras varios grupos de investigación trabajan para conseguir la vacuna, otros laboratorios han comenzado a probar terapias antivirales contra el virus. Algunos de ellos ya se utilizan para curar enfermedades causadas por otros virus. Por ejemplo, en Wuhan se han probado combinaciones de antivirus contra el VIH (Lopinavir y Ritonavir).Contra la MERS se utilizó otro antivirus, Remdesivir, y tienen la esperanza de que el 2019-nCoV también sea efectivo. Otros son completamente nuevos y ahora comienzan los ensayos.