El satélite Io de Júpiter tiene una capa de roca fundida bajo la superficie y puede alcanzar una anchura de más de 50 kilómetros, según concluyen investigadores de la Universidad de Michigan y de la UCLA. Han llegado a esta conclusión analizando cómo se desvía el campo magnético de Júpiter al atravesar Io. De hecho, han visto que sólo una zona de alta conductividad puede desviarse así. En concreto, han explicado que este manto está formado por rocas ultramáficas fundidas.