El pasado 29 de mayo comenzó la erupción del barro Java oriental. Desde entonces ha echado 126.000 m3 de barro al día y ha cubierto cuatro kilómetros cuadrados. El resultado ha sido la muerte de trece personas y cuatro pueblos y fábricas cercanas han quedado bajo el barro.
En un principio se pensó que la erupción fue provocada por un terremoto de dos días antes, pero ahora, investigadores de la Universidad de Durham afirman que se debe a la acción humana, que se debe a que en un sondeo no se utilizó la cobertura adecuada. En busca de gas, llegaron a una profundidad superior a la necesaria sin medidas de protección, y creen que la presión allí mantenida provocó el paso del material hacia la superficie.
Este material, el barro, ha ocasionado grandes daños y, a pesar de que han conseguido encauzarlo hacia el mar, todavía hay mucho riesgo en la zona. Ahora están a punto de poner en marcha un plan de detención de la erupción, que consiste en introducir unas bolas pesadas encadenadas en la boca de la erupción. Se cree que una vez que el barro descubra estas estructuras en su camino, la fricción le quitará fuerza, reduciendo así el caudal del barro en tres cuartas partes.