Los ratones que han estado a oscuras durante una semana procesan mejor el sonido que los que han estado a la luz. Los neurólogos de Maryland y John Hopkins han publicado este resultado en la revista especializada Neuron.
Se le ha llamado el efecto Ray Charles porque es el efecto que se produce a los ciegos (y Charles era un músico ciego); se sabía que la falta de visión aumenta otros sentidos, sobre todo el oído. Sin embargo, los científicos sabían que un cerebro joven es capaz de reorganizar las redes neuronales para llevar a cabo el proceso necesario para aumentar la audición. Este estudio ha demostrado que los cerebros adultos también son capaces de realizar esta reorganización, al menos en el ratón.
En el caso de los jóvenes es más fácil pero también ocurre en el caso de los ratones adultos: las neuronas crean más conexiones entre el talamo y la corteza auditiva después de una semana de oscurecimiento. Además, disminuye el tiempo de reacción ante el sonido de las neuronas, desarrollando una mayor sensibilidad hacia los sonidos bajos. Finalmente, aquellos ratones que han permanecido en la oscuridad distinguen mucho mejor entre la frecuencia del sonido y la intensidad de ciertos sonidos que los que han sido iluminados.
En los experimentos de los neurólogos, los efectos de la estancia en la oscuridad fueron duraderos tras la vuelta de los ratones al ambiente lumínico, y la visión no se vio afectada en absoluto.
Los expertos desconocen los días en los que una persona debería tener el mismo efecto, pero es posible que la estancia en la oscuridad esté disponible para tratar problemas auditivos.