La rana africana Xenopus laevis caza por la noche y utiliza la piel para "ver" insectos flotantes. De joven caza al anochecer y se forma: relaciona la sensación que recibe en la piel (las ondas que produce el insecto al entrar en contacto con el agua) con lo que ve con los ojos. Y cuando es adulto no necesita de los ojos; la sensación que recibe en la piel es similar a la que recibirían los ojos en el cerebro de la rana, lo que le permite distinguir insectos comestibles del resto.