Migrantes peninsulares introdujeron la agricultura en el noroeste de África

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

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Youssef Bokbot del Instituto de Arqueología de Marruecos y Cristina Valdios de la Universidad de Burgos, con sendos cráneos del yacimiento marroquí de Ifri Ouberride. Ed. Cristi

Hasta ahora no estaba claro cómo se extendió la vida neolítica en la región nordeste de África. Existen hipótesis contradictorias sobre la existencia de restos arqueológicos que indican que las poblaciones del área migraron hacia ella (actual Marruecos) y que los cazadores-recolectores locales aprendieron espontáneamente. Ahora, un estudio interdisciplinar revela que las poblaciones de la Península Ibérica introdujeron la agricultura hace 7.400 años.

Han participado investigadores de diferentes disciplinas y países (arqueólogos de Andalucía y Marruecos, genéticos de Suecia…), dirigidos por directores de la universidad de Burgos y Uppsala, que han extraído conclusiones de excavaciones previas y de nuevos estudios genéticos.La investigación ha sido publicada en abierto en la revista Nature.

En concreto, han realizado un estudio genético de 9 seres humanos procedentes de cuatro yacimientos. La localización, la edad y la forma de vida (cazadores-recolectores y agricultores) de estos seres humanos, y sus secuencias genéticas, combinadas con los datos que tenían, han demostrado que la neolitización fue más compleja y dinámica de lo que antes se creía.

Así lo corrobora uno de los investigadores participantes, Eneko Iriarte Avilés, de la Universidad de Burgos: “Hemos visto que tras un largo período de continuo y aislamiento de al menos 7.000 años (desde hace 15000 hasta 7.500 años), el paisaje genético y cultural marroquí cambió drásticamente entre hace 7.500 y 5.700 años, con la llegada de grupos y formas de vida neolíticas en Europa y Oriente Europeo”.

Explica también cómo se produjo este cambio: “Los datos genéticos obtenidos han revelado que, entre hace 14.500 y 7.000 años, la población marroquí se aisló en los rebaños de cazadores. Los campesinos europeos llevaron allí la vida neolítica, primero, y luego también las comunidades locales, pero sin confusión genética. Es decir, fue una transferencia cultural. Luego, junto con gente procedente de Oriente Urbil, se extendió el pastoreo”.

Los investigadores han determinado que este fenómeno de transferencia cultural es muy raro, no conocen otros casos de este tipo.

 

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