Bosques de ribera y de ribera en Euskal Herria

La situación de los bosques de ribera y los bosques de ribera es muy diferente en los ríos de la vertiente cantábrica o mediterránea. En los primeros, debido a la accidentada orografía, los asentamientos humanos se encuentran en las zonas bajas de los valles, por lo que los ríos y riberas han sufrido desde hace tiempo una fuerte presión humana. En un principio, la mayor parte de los bosques de ribera desaparecieron para obtener tierras agrícolas. Sin embargo, la mayor incidencia se produjo con la revolución industrial y el crecimiento demográfico que ella misma supuso.

Tanto las necesidades de suelo de la industria como las derivadas del crecimiento de ciudades y pueblos, se saturaron y se siguen saturando a costa de las riberas y, en muchos casos, de los ríos. Como consecuencia, las canalizaciones salvajes de los ríos urbanizados hasta el extremo final se convirtieron en habituales. Esto provocó la desaparición de los valores naturales y ecológicos de los ríos y riberas y agravó los problemas de contaminación que comenzaban a sufrir.

Por ello, los bosques de ribera de la mayor parte de los ríos y arroyos de la vertiente atlántica se encuentran al final y los que quedan se ven amenazados, aunque teóricamente las políticas y planteamientos sobre los ríos tengan en cuenta una visión natural y ecológica, ya que las canalizaciones de los ríos y la destrucción de las márgenes son algo cotidiano.

En esta lamentable situación, son pocos los ríos que hasta la fecha han conservado sus márgenes estructuradas y naturales. Entre ellos destacan el río Uhaitzandi que atraviesa Zuberoa, el río Errobi, el río Baztan-Bidasoa, el curso alto del río Urumea o el valle del Leitzaran.

A. Elosegi

En general, la situación de los ríos de la vertiente mediterránea es algo mejor. Por un lado, los ríos son más grandes y por otro, gracias a una orografía más plana, la presión humana ejercida sobre los ríos y sus riberas es menos intensa. Sin embargo, en estas zonas la agricultura tiene una gran importancia y para conseguir los terrenos que requiere esta actividad, en muchas ocasiones se han talado y roturado los bosques de ribera, y en otras ocasiones se han plantado árboles de los bosques de ribera, sustituyéndolos por chopos híbridos, reduciendo notablemente el valor ecológico y natural de estos aspectos. Lobera, Campo Allende, Lopez-Val, Recuejo, Campo Llano, Escueral, Quebrado, La Mejana, Traslapuente, Girardelli... son algunos de los bosques fluviales más importantes que se han conservado alrededor de estos dos grandes ríos. Sin embargo, en el caso de Arga, la mayor parte de ellas son bastante especiales, ya que debido a las canalizaciones que se llevaron a cabo hace unos años, algunos de los meandros y canales secundarios que formaban los ríos quedaron aislados, por lo que hoy en día nos aparecen fuera de los ríos. Algunos de estos bosques de ribera aislados, sin embargo, han conservado su estructura natural, lo que ha hecho que hoy en día la mayoría de ellos estén protegidos, como los bosques de ribera de Arquillo, Baraces, Gil, Muga o Santa Eulalia, próximos a los pueblos de Peralta, Funes y Falces. Sin embargo, muchas veces el instrumento o la normativa no es suficiente si no hay voluntad de ponerlo en vigor. Sin embargo, la situación de los bosques de ribera alaveses es muy diferente, ya que, además de la legislación general de ríos y márgenes, todavía no se ha puesto en marcha ninguna medida de protección de estos valiosos espacios naturales, lo que hace que esta parte importante de nuestro patrimonio natural continúe en situación de riesgo.

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