La hoja contiene unos poros llamados estomas para el intercambio de gases. Y estos estomas tratan de usarlos como puertas de acceso al interior de la hoja, pero normalmente encuentran la puerta cerrada.
Por ejemplo, la planta de Arabidopsis cierra los estomas de las hojas una hora después de ponerse en contacto con bacterias patógenas. Así lo vieron algunos patólogos vegetales al poner en contacto las hojas de Arabidopsis con diversas bacterias. La planta, en general, mantuvo los estomas cerrados durante horas. Pero con una de las bacterias ocurrió de otra manera: a las tres horas abrió los estomas. Esta bacteria (Pseudomonas syringae) tenía la llave de acceso al interior de la hoja.
Los investigadores han descubierto que la llave es una sustancia llamada coronatina. La coronatina se asemeja a una hormona de la planta y provoca la apertura de los estomas de la hoja. Así, la bacteria patógena entra en el interior de la hoja para colonizar la planta.