Tras un análisis exhaustivo de la estructura del hormigón, los investigadores del MIT, Instituto de Tecnología de Massachusetts, han concluido que es un buen ejemplo de nanomateriales. Parece ser que su estructura a nanoescala es la responsable de este tipo de características.
En esta escala, se ha comprobado que los distintos tipos de cemento utilizados en la fabricación del hormigón contienen numerosas partículas de silicato cálcico hidrato de 4-5 nanómetros, unas aleatoriamente colocadas y otras anaranjadas ordenadas como en baldas. La combinación de ambos está directamente relacionada con la dureza y durabilidad del material.
Además, los investigadores creen que el mismo estudio servirá para mejorar el proceso de fabricación del hormigón. Esto se debe a que se generan alrededor de 5.500 millones de toneladas al año, lo que supone un importante impacto ambiental. De hecho, la energía utilizada en el proceso genera entre un 5-10% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. Pero a partir de este estudio se espera que se invente el camino para reducir la generación de dióxido de carbono.