Central de valorización de gas de vertedero

El contenido en metano de los gases producidos en la combustión de los residuos es muy elevado, por lo que puede utilizarse para la obtención de electricidad o calor. Posteriormente, esta electricidad o calor obtenido se puede utilizar en la propia instalación del vertedero o en otros usos.

De 620 litros de biogás se puede producir aproximadamente 1 kWh de energía eléctrica. Para ello se acumulan los residuos y se permite una reacción anaerobia. El vertedero se cubre con un material impermeable por encima y por debajo para evitar la fermentación anaerobia y la fuga de gases formados. La captación de gas se realiza a través de tuberías que penetran unos 30 m de profundidad. El gas almacenado es caliente y saturado. Al circular por las tuberías, el gas se enfría y el agua se condensa. La separación entre agua y gas se realiza mediante desagües puntuales. Finalmente, el gas recogido es conducido a la estación de medida, donde se mide la composición, temperatura, presión y caudal.

Los valores que se miden son, en general, el contenido en metano (que suele ser ligeramente superior al 50%) y las concentraciones de compuestos orgánicos volátiles, ácido sulfúrico y vapor de agua. Las tres últimas son muy corrosivas y pueden causar daños en los motores. La concentración de amoniaco también se mide, pero normalmente es baja y no genera problemas en los motores. Por último, se debe garantizar una baja concentración de oxígeno para cumplir con las condiciones de seguridad. Si la composición es aceptable pero la humedad es excesiva, el biogás se transfiere al deshumidificador, ya que de lo contrario se producirían problemas de condensación.

Normalmente, parte de la energía eléctrica producida se utiliza en el propio vertedero y el resto se transfiere a la red eléctrica. Cuando se recoge un exceso de biogás, el excedente pasa directamente del deshumidificador a la antorcha donde se quema. De lo contrario, la emisión directa de biogás provocaría un aumento del efecto invernadero. Sin embargo, al quemar metano se liberan dióxido de carbono y otros contaminantes. Sin embargo, sus concentraciones son inferiores a las de las centrales térmicas convencionales.

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