Inmortalidad

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El hombre muere, es decir, acaba la vida a través de la muerte. Y para ser descendientes tiene que reproducirse necesariamente antes de morir. Pero en el caso de la bacteria es diferente: se divide en dos partes para reproducirse y las dos que se han formado son las siguientes. El original, la bacteria 'madre', no muere, pero con este proceso desaparece. Por ello, los biólogos han considerado que las bacterias son inmortales o que, al menos, su ciclo de vida no acaba con la muerte.

Esta idea ha sido puesta en cuestión por un grupo de investigadores franceses. Han trabajado con la bacteria Escherichia coli, una conocida bacteria en forma de bastón. Esta bacteria realiza una copia de todos sus componentes para dividirlos y se separan físicamente cuando se forman dos copias. De alguna manera, un ejemplar recoge material antiguo y el otro copia nueva.

Pero a partir de ahí, los dos ejemplares no crecen a la misma velocidad; el que ha recibido el material antiguo crece más lentamente. En cierta medida, el propietario de la nueva copia tiene un metabolismo más efectivo. Una y otra vez divididos, el material más antiguo puede perder su capacidad reproductiva y llegar a morir. La supuesta inmortalidad bacteriana, por tanto, está en peligro.

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