La extracción de grandes bloques de piedra de la cantera, y su posterior traslado, bajo la dirección de un jefe, era un trabajo a realizar con disciplina y sostenibilidad. Como se ha indicado anteriormente, los incas usaban cuerdas, rodillos y sobre todo toda la fuerza humana que podían para transportar piedras. La verdad es que lograban un gran éxito en el trabajo, ya que eran muy pocos los peñascos que se habían quedado a la vera de los accidentes. Había algunas piedras que quedaban en esta situación y los incas llamaban piedras fatigadas. Además, tomando como tema esas piedras cansadas, inventaban leyendas sobrecogedoras.
A modo de ejemplo, Garcilaso de la Vega, cronista cholo (mestizos) que se llamó "Inka", es el XVI. Adaptación de una parte del libro "Comentarios Reales" escrito en el siglo XIX.
Según los indios, los cansancios y sufrimientos que sufrió para llegar a su lugar actual provocaron el cansancio de la piedra, la emisión de lágrimas de sangre y la imposibilidad de llegar al edificio. La piedra está sin trabajar, tan tosca como estaba en el lugar donde fue extraída. Gran parte de la piedra está soterrada y ahora me han dicho que está más dentro de lo que vi. Los indios creían que bajo la piedra había un tesoro y, intentando sacarlo, comenzaron a excavar la tierra y finalmente la piedra fue más interior. En un extremo tiene un par de agujeros y, si no me equivoco, los agujeros atraviesan la piedra de lado a lado. Según los indios, los orificios son los ojos de la piedra, lugar donde se produjo el derrame de las lágrimas de sangre. Debido al polvo y al agua de lluvia que se acumulan en el interior de la piedra, se forma un barro rojizo que, cuando llueve, deja una huella de color rojo, ya que el suelo circundante es rojo. Pero según los indios, la huella encontrada en el suelo es la dejada por la sangre derramada por la piedra. Muchas veces he oído esta leyenda a los indios.
La verdad histórica, sin embargo, era la que narraban los incas, vestidos, sabios y filósofos. Según ellos, el pedrisco era traído por más de 20.000 indios tirando de las cuerdas gruesas. Iban muy lentos porque tenían que ser muy responsables. El camino que llevaba la piedra era muy empinado, con varias pendientes difíciles de subir y bajar. La mitad de los indios tiraban por la parte delantera de la piedra y la otra mitad estaban en la parte trasera, sujetando la piedra para que no se desplomara.
Cuando estaban en una pendiente, tuvieron un error y no tiraron todos juntos. En consecuencia, con el peso la piedra cedió, y fue descendiendo en pendiente, matando a tres o cuatro mil indios que transportaban la piedra en el camino. A pesar de este desastre, finalmente fue recogido hasta el campo actual. Los indios decían que las piedras fueron vertidas por lágrimas de sangre porque no se pudo llegar hasta el edificio, pero la sangre fue derramada por los propios indios. Dicen que la piedra se cansó y que no pudo llegar hasta la meta, pero ellos se cansaron tirando la piedra. Así, se atribuían a la piedra lo que pasaba a los indios. Este tipo de historias las enseñaban a sus hijos para que las guardaran en su memoria.