Analizando turbulencias bidimensionales, se observa que los turbulentos grandes prevalecen sobre los más pequeños. En cuanto a la climatología, los ciclones, entre otras cosas, actúan como si fueran estructuras bidimensionales.
Matemáticamente, en los años 70 se llegó a la misma conclusión, es decir, que el flujo de energía iba de los pequeños a los grandes. Ahora han utilizado la experimentación en la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos. Por un lado, se ha analizado el comportamiento de un grupo de turbulencias generadas por campos magnéticos en un recipiente de agua salada. Por otro lado, han realizado un simulacro a través de un programa informático.
En ambos casos se llega a la misma conclusión: a medida que un remolino pequeño pierde energía, se produce un remolino de grandes dimensiones.