Diez años y todavía no se ha resuelto el misterio de la Homo floresiensis

Galarraga Aiestaran, Ana

Elhuyar Zientzia

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Excavación isla de Flores. Ed. Rosino. CC-BY-SA

Han pasado diez años desde que un grupo de investigadores anunció el descubrimiento de fósiles de una especie humana hasta entonces desconocida. Conocido como Homo floresiensis, por su descubrimiento en la isla de Flores en Indonesia, puso patas arriba las principales hipótesis que se daban por buenas sobre la evolución humana. De hecho, sus características morfológicas evocaban los primeros homínidos, pero desapareció hace 18.000 años. Es decir, durante miles de años fue coetáneo del Homo sapiens.

El hallazgo fue anunciado en la revista Nature y, diez años después, esta misma revista ha publicado dos artículos en los que se explica lo que han aclarado las investigaciones posteriores sobre H. floresiensis. Y junto a ello, reconocen que todavía quedan muchas preguntas por responder.

Calavera del hombre de Flores. Ed. Jenn Carvin CC-BY-SA

Por ejemplo, recordaron que algunos pensaron que sus características físicas podían ser consecuencia de una enfermedad. De hecho, su cuerpo era pequeño, en torno a un metro, y su cráneo, aún más pequeño, de 400 mililitros, similar a los homínidos que vivían hace 2,5-3 millones de años (el de Homo sapiens, con un volumen medio de 1,5 litros). Sin embargo, sus investigaciones han eliminado esta hipótesis y creen que el hombre o el hobbit de Flores era tan pequeño debido al fenómeno del nanismo que se produce en las islas.

Así, la mayoría reconoce al hombre de Flores como una especie más del género Homo, pero las preguntas que esto genera son aún más profundas. ¿Cuál era su antepasado? ¿En qué rama del árbol que explica la evolución humana? ¿Es correcta la visión actual de la evolución humana?

Conocer el genoma del Homo floresiensis permitiría responder a preguntas. Desgraciadamente, las condiciones climáticas de la isla hacen que los huesos se fosilicen muy mal y por el momento no hayan obtenido muestras de ADN. Sin embargo, continúan con las excavaciones y no descartan encontrar restos de otros seres humanos en islas cercanas.

Según el geocronólogo Bert Roberts, del equipo de investigadores, el verdadero valor del hobbit no es en sí mismo, ya que está perdido. Para él, lo importante es porque “abre la puerta a pensar de forma más abierta sobre cualquier cosa” y así dice: “Creo que el hobbit ha cambiado el pensamiento de la gente”.

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