Hambre o no, listo para comer

Decir que las armas femeninas comen machos no es nuevo. Los científicos creen que cuando la hembra está hambrienta, considera al amigo de la fecundación como un amante y una comida. Sin embargo, la hembra no “daba” sólo cuando el macho es hambre. Tras realizar unas pruebas con arañas de tres centrímetros, dos biólogos suecos se dan cuenta de ello.

La araña de la imagen tiene un pececito con su presa, pero el plato principal del menú de las hembras suele ser a menudo araña. Para conseguir una cría copiosa, la joven hembra debe comer mucho y no se resiste a tragar a su pareja.

Algunas hembras tuvieron hambre y a otras les dieron de comer. Tanto hambrientos como bien saturados demostraron la misma pasión por comer macho. Por si fuera poco, a pesar de la afluencia de amantes, las hembras no mostraron ningún deseo de fecundación.

Al menos el macho no consigue ningún beneficio de esta práctica de “canibalismo”, pero podemos pensar que sólo perjudica a la propia hembra. Y es que tras la saturación la hembra no presta atención a la fecundación. ¿Cuál es entonces la causa de este extraño comportamiento?

Según los biólogos, esa pasión por tragar el macho puede estar relacionada con la puesta de huevo de las hembras. Las arañas hembras ponen sus huevos una sola vez. Además, la cantidad de huevos colocados depende del tamaño de la hembra y, por supuesto, de la cantidad de alimento que haya ingerido de joven. Esa es, por tanto, la razón por la que la hembra sueña con una excelente comida al acercarse al macho más que al sexo.

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