Los genes que controlan el tamaño y la complejidad del cerebro han evolucionado mucho más rápido en la especie humana que en otras especies. A esta conclusión han llegado al menos los investigadores del instituto Howard Hughes.
Parece que la rapidez de la evolución en los seres humanos se debe a la selección. A los antepasados humanos les daba una gran ventaja el tener un cerebro grande y complejo, por lo que los que tenían un cerebro grande tenían más descendientes que los demás. Por tanto, las mutaciones de los genes que hacían que el cerebro fuera más grande y complejo se propagaban muy rápido. Esto acabó provocando que en los seres humanos evolucionaran mucho más rápido que en otras especies los genes que controlan el tamaño y la complejidad del cerebro.
La investigación se ha centrado en 214 géneros relacionados con el desarrollo y la función del cerebro. Han medido la velocidad a la que se modifican las secuencias de estos genes en cuatro especies: humanos, macacos, ratas y ratón. Así, han visto que en las dos primeras han evolucionado más rápido que en los roedores. Además, en la rama humana estos cambios han sido mucho más frecuentes.
Por otro lado, se ha comprobado en qué gen se han producido más cambios. Y, como esperaban, se han producido en las fases embrionarias y fetales y en los genes que durante la infancia controlan el desarrollo cerebral.
Los investigadores han dado un paso más y han demostrado que, además de los 214 genes analizados, otros genes han participado en la evolución del cerebro humano. Y no es de extrañar, porque es un órgano realmente complejo!
Sin embargo, los investigadores que han realizado este trabajo todavía tienen muchas preguntas pendientes. Según ellos, su investigación biológica debería complementarse con la de las ciencias humanas. De hecho, sería interesante conocer la influencia de la estructura social de los antepasados humanos y de las actividades culturales en la evolución del cerebro.