Los automovilistas japoneses Mazda y Nissan quieren sacar antes que nadie el coche equipado con pilotos automáticos, pero se han impuesto quince años para ello.
El primer paso para el automóvil sin conductor consiste en colocar unas cámaras de vídeo conectadas a un sistema de tratamiento informático de la imagen. Antes de nada hay que sustituir los ojos y el cerebro del conductor. El sistema que actualmente se está probando trata cuatro o cinco imágenes por segundo.
Las calculadoras instaladas en el automóvil deben decidir en tiempo real si debe continuar por detrás del vehículo anterior, si debe pasar o si debe ir a un lado para evitar algún obstáculo. Por el momento, los fabricantes japoneses están realizando sus propias pruebas a una velocidad de 60 km/h y a partir de ahora están pensando en experimentar con otras velocidades.
Una dificultad a superar por parte de los investigadores es dotar a este piloto de la suficiente “inteligencia artificial” para que pueda comportarse como una persona en cualquier situación. Por ejemplo, cuando el vehículo pasa de una zona de sombra a un sol en carretera, el conductor normalmente no se asusta. Mantiene el coche como antes hasta que los ojos se acostumbran a la luz. Cuando se ve a distancia algo potencialmente peligroso se comporta de la misma manera. Se acerca hasta que se identifica el riesgo o el peligro y se realiza la acción.
El piloto automático también debe actuar de esta manera y para ello necesita al menos cinco miniordenadores. Por lo tanto, el precio del coche es demasiado elevado de momento, pero dentro de unos años quizás estemos a disposición de cualquiera.