Una nueva investigación publicada en la revista Science revela que la parte del cerebro que nos permite conocer caras humanas sigue creciendo en la edad adulta. Los resultados son sorprendentes para los investigadores, ya que tras la poda sináptica que se produce en la adolescencia, no se esperaba que el cerebro siguiera creciendo.
La teoría de que el cerebro de un bebé recién nacido ya tiene el mismo número de neuronas que tendrá en la edad adulta (unos 90.000 millones de neuronas). Según esto, a medida que el niño crece, su cerebro también crece, pero no porque genere más neuronas, sino porque aumenta el tamaño de las neuronas y su cobertura mielínica. Al llegar a la adolescencia se produce una cierta selección: las sinapsis entre neuronas poco utilizadas y débiles se pierden y se fortalecen las más utilizadas. Por ello, se tomaba la adolescencia como límite para el crecimiento del cerebro. Ahora, sin embargo, han visto que sigue creciendo en una zona y que además es el resultado de una mayor generación de neuronas.
Para conocer mejor la actividad cerebral, 22 niños y 25 adultos han realizado resonancias magnéticas para comparar sus tejidos cerebrales. Se han analizado dos áreas del cerebro: una implicada en el conocimiento de las caras y otra implicada en el conocimiento de los lugares. La zona del cerebro que nos ayuda a conocer los lugares es la misma en niños y adultos, como se esperaba, pero la que nos ayuda a conocer las caras es mayor en adultos. El estudio de los cerebros de los adultos muertos también ha confirmado los resultados. La capacidad de reconocimiento facial es fundamental para las interacciones sociales, y los resultados nos dicen que en la edad adulta tenemos más capacidad.
La investigación plantea nuevas preguntas: ¿cómo cambia la piel del cerebro de la infancia a la edad adulta en ese camino de mejorar el procesamiento del cerebro? Los autores del estudio han subrayado la necesidad de un nuevo modelo que vaya más allá de la poda sináptica de la adolescencia y que tenga en cuenta este crecimiento de los tejidos de la piel cerebral, como el aumento de las estructuras dendríticas y de los cuerpos celulares.