Los mamíferos se caracterizan por tener una gran superficie cerebral y gracias a los pliegues se consigue introducir esta gran superficie en un pequeño espacio. Eso sí, a pesar de que el tamaño y las funciones varían mucho de una especie a otra, las superficies cerebrales de todos los mamíferos se pliegan según unas normas universales. Una nueva investigación ha investigado ahora las diferencias dentro de la especie y ha descubierto que los pliegues varían con la edad.
De hecho, el primer indicador externo del envejecimiento es la piel, que pierde firmeza y elasticidad. Pero a la superficie del cerebro le ocurre algo parecido: a medida que vamos envejeciendo, disminuye la tensión y se nota en el pliegue de la piel.
Hasta ahora no se han podido medir de una manera concreta estas plegaduras. Pero esta vez, analizando los pliegues cerebrales de 1.000 personas, han visto que la tensión cerebral es uno de los parámetros más importantes que condicionan el pliegue, ya que supone un cambio en las fuerzas mecánicas del cerebro.
También han querido investigar cómo la morfología del cerebro cambia en la salud y la enfermedad, y se ha puesto de manifiesto que en pacientes con enfermedad de Alzheimer las tensiones han caído antes.