Antes de crear los planetas del Sistema Solar, se formaron unos cuerpos llamados planetesimales, cuando se condensó la gran nube de nubes y gases de partida. Pues bien, aunque estos planetesimales eran muy pequeños (podían tener hasta 160 kilómetros de diámetro), no eran simples conjuntos de pedregales, sino que tenían un núcleo fundido, como los planetas actuales. A esta conclusión ha llegado un equipo de investigadores del Instituto de Tecnología Massachusetts y de la Universidad de Toronto, analizando algunos fragmentos de rocas, acondritas, de aquellos planetesimales. De hecho, vieron que para poder tener los campos magnéticos que tienen los acondritos, los planetesimales tuvieron que tener necesariamente un núcleo fundido.