Las infecciones causadas por bacterias, virus o parásitos matan a más personas que cualquier otro grupo de enfermedades. Para combatir las bacterias utilizamos antibióticos, mientras que las vacunas nos protegen frente a bacterias y virus. Sin embargo, tanto uno como el otro tienen sus inconvenientes.
El uso frecuente de antibiótico permite que las bacterias desarrollen su resistencia y, finalmente, que los antibióticos pierdan efectividad. En el caso de las vacunas, por el contrario, el problema es el desarrollo bacteriano; si transcurre mucho tiempo desde que administramos la vacuna hasta que la bacteria entra en nuestro cuerpo, es posible que el anticuerpo no sea capaz de reconocer la bacteria.
El catedrático James Paton cree que este problema hay que solucionarlo inmediatamente y para ello la administración debería destinar más dinero a la investigación. De esta forma, cree que se conseguiría que las vacunas que utilizamos hoy en día sean efectivas durante mucho tiempo. Y es que los que se utilizan en la actualidad, muchas veces, después de una década, ya no son efectivos.