Realizado artificialmente el proceso de fotosíntesis de las plantas, Michael Graetzel, profesor de la Escuela Politécnica de Lausana en Suiza, ha abierto un interesante camino de investigación en el campo de la energía solar. El rendimiento de su sistema es equivalente a las células fotovoltaicas convencionales de silicio, pero con un coste de fabricación diez veces menor.
La clorofila se sustituye por una fina capa de colorante conectada a un semiconductor (dióxido de titanio). El fotón emitido por los rayos de luz absorbe los colorantes antes antes de “interacción” con el dióxido de titanio, liberando los electrones de los átomos. Estos electrones se transportan inmediatamente a la capa conductora transparente.
En la actualidad, los rendimientos obtenidos en el laboratorio superan el 10% y este procedimiento ha ocasionado a la industria la aparición de algunos alquileres. Sin embargo, cada vatio producido actualmente con energía solar es bastante más caro que el obtenido en las centrales clásicas.