En la Universidad de Arizona se han desarrollado cristales que cambian de foco en un ojo. El objetivo es sustituir las gafas bifocales.
A medida que aumenta la edad, la capa externa del ojo pierde flexibilidad, lo que dificulta el cambio de foco de objetos lejanos a los más cercanos. Para solucionarlo la gente utiliza gafas bifocales, sobre todo a partir de cierta edad.
El nuevo cristal tiene la capacidad de adaptar el foco. Para conseguirlo, entre dos capas de cristal simple, tiene uno de cristal líquido. Esta capa central, por su parte, tiene electrodos diminutos transparentes dispuestos en círculos concéntricos que son los encargados de controlar las características ópticas del cristal.
Una pequeña corriente eléctrica cambia la configuración de las moléculas que forman el cristal líquido. Como consecuencia, el cristal facilita la visión de objetos cercanos. Sin corriente eléctrica, el cristal ayuda a ver cosas lejanas.
Según los investigadores, los resultados obtenidos en simulaciones y pruebas con el público han sido buenos y esperan comercializar en dos o tres años. A primera vista, parece que pueden tener bastantes clientes. Eso sí, antes de comercializar tendrán que hacer algunos cambios a las gafas para que estéticamente sean más atractivas que ahora.