En los últimos años la gente suele mostrar gran interés por la Paleontología, aunque los dinosaurios son los que más fama han conseguido. A pesar de la destrucción de estos reptiles hace unos 65 millones de años, la literatura, el cine, las exhibiciones y los medios de comunicación han resucitado y nos han vuelto a traer. Muchos niños y niñas de hoy en día conocen de memoria los géneros y especies de dinosaurios, así como sus principales características y los adquieren si aún permanecen vivos. Es más, la popularización de la Paleontología ha dado lugar a la creación de numerosas sociedades populares y grupos paleontológicos, así como a ferias y ventas de fósiles.
Pero en este mundo es fácil poner precio a cualquier cosa, aunque a menudo se tenga en cuenta su valor real o no se conozca. Del comercio no hay nada libre, ni elementos geológicos ni paleontológicos. La venta de fósiles se ha generalizado y en la actualidad se pueden adquirir los fósiles más preciados y únicos. Este comercio, que abarca las vías legales e ilegales, incluidas las excavaciones piratas, ha llegado a ser equivalente al “contrabando de marfil” en países como Mongolia, China o Estados Unidos. He aquí, por ejemplo, un par de artículos que están a la venta en un catálogo estadounidense:
a/ Huevo embrionario: Embrión analizado por CATT, ejemplar único en el mundo del Período Cretácico; Ref. 91; Precio: US $1,6 millones (40 millones de libras, 200 millones de ptas.)
b/ Murciélago prehistórico del Eoceno inferior en la roca. 55 millones de años viejos, sólo se han encontrado cinco ejemplares en el mundo, el segundo y el más antiguo encontrado en calidad, 10 cm de largo, Ref. 118; Precio: US $77,000 (10 millones de pesetas. 400.000 libras).
En el mismo catálogo se ofrecen nidos de dinosaurios con huevo, esqueletos de dinosaurios y fósiles de aves, mamíferos y otras muchas criaturas, así como meteoritos de Martitz.
Desgraciadamente, los registros geológicos y paleontológicos son únicos e irrepetibles. En eso consiste una parte de la importancia de los fósiles. Los fósiles no se pueden fabricar o fabricar y han llegado a nuestras manos después de millones de años. Si nosotros no los cuidamos, desaparecerán para siempre, perdiendo mucha información. Tanto en las rocas como en los fósiles, así como en los seres vivos actuales, está escrita la historia de nuestro planeta. Por el contrario, su lectura no es fácil. El estudio paleontológico consiste en proponer hipótesis y fijar teorías sobre lo visto a través de los conocimientos y los prejuicios de la época.
Los fósiles, al estilo de los granos arqueológicos, aislados fuera de su contexto, pierden gran parte de su valor científico y, a menudo, se convierten en simples adornos. Antes de inducir el fósil, es necesario precisar su posición estratigráfica, posición, orientación dentro de la roca, relación y asociación con otros fósiles u otras muchas características tafonómicas, pues de lo contrario, la información de gran valor, la más útil y casi única para muchos fósiles, se pierde para siempre. Por tanto, el registro paleontológico y geológico y arqueológico, están escritos en clave y a medida que se “leen” y “manipulan” se alteran en gran medida.
Desgraciadamente, los registros paleontológicos y geológicos son constantemente atacados. Muchas obras públicas, diversas actividades industriales y el comercio de fósiles destruyen o privatizan a menudo el único patrimonio común. Por ello, es necesario tomar plenamente conciencia del carácter irrepetible del registro fósil y, en consecuencia, actuar consecuentemente adquiere una gran importancia. Desgraciadamente, a menudo no se cumple, ni en ciertos ambientes científicos ni en instituciones con instrumentos educativos y legislativos. La educación de nuestras instituciones y medios de comunicación es una tarea de todos los científicos para que el patrimonio paleontológico, de todos, reciba el apoyo necesario. Así sea.