La solución que muchos sueñan es cambiar el uso de estos gases para reducir su efecto invernadero. Las investigaciones de un grupo de químicos suizos van por ese camino. Ya han conseguido mezclar el dióxido de carbono con el agua y convertirlo en combustible, para lo que sólo han tenido que utilizar la luz solar. El elemento catalizador es el óxido de titanio (IV), una de las sustancias presentes en la pasta dental.
Este proceso químico puede asimilarse a la fotosíntesis de las plantas verdes, debido a la luz solar. Sin embargo, sólo se utilizan los últimos rayos ultravioletas del espectro de luz, lo que puede retrasar el desarrollo de la nueva técnica.