Los físicos estadounidenses están desesperados de que, tras derrochar 200.000 millones de pesetas (o 10.000 millones de libras), hayan abandonado su proyecto de gran acelerador de partículas SSC. Dicen que es el “agujero más caro del mundo”. Sus físicos se han reunido para analizar el problema y analizar lo que pueden hacer en Europa.
En Europa, el nuevo director Llewellyn Smith, para estudiar la física de las fracciones en los laboratorios CERN de Ginebra, ha presentado un nuevo proyecto para la construcción de la máquina denominada LHC. Se trata de construir un acelerador de 7 billones de billones de electrón-voltios para la obtención de choques de protones en el lugar donde se ubica la actual OPE (es decir, en un túnel de 27 kilómetros). 180 mil millones de pesetas (9 mil millones de libras) costará la parte de los electroimanes de superconductor y el sistema de refrigeración, lo que supone el 75% del coste del proyecto. Este acelerador de análisis de impacto de protones permite llegar al núcleo de la materia. Si el proyecto se inicia en 1995, la máquina LHC estará operativa en el año 2002.
Los físicos estadounidenses también quieren trabajar allí, pero el consejo del CERN ha anunciado que los científicos de los estados no miembros tendrán que pagar por el uso del acelerador.