La Teoría General de la Relatividad todavía no ha fallado en los experimentos científicos. El último, además, ha sido más preciso que todos los anteriores y, al igual que los anteriores, ha dado buenos resultados.
Los experimentos se realizan con astros de gran masa, planetas y estrellas en general, que tienen la capacidad de empeorar la trayectoria de la luz según la Teoría General de la Relatividad. En definitiva, el espacio está deformado alrededor de grandes masas y los rayos de luz no se propagan en una línea recta al pasar cerca de ellas.
En el último experimento han visto este efecto en un sistema de dos pulsares. Los pulsares son muy apropiados porque son muy pequeños, sólo un punto en el espacio --las ecuaciones matemáticas son más fáciles para un punto que para una estrella esférica - y emiten regularmente la luz (o radiación), lo que facilita mucho el análisis -. El sistema de dos pulsares ha permitido realizar mediciones de gran precisión. Y los físicos han comprobado que lo que predice la relatividad se cumple con gran precisión.