Farmazian doktorea. Biofarmazia, Farmakozinetika eta Farmazia-teknologiako irakasle kolaboratzailea
Farmazia Fakultatea UPV-EHU, Vitoria-Gasteiz
Muchos científicos han luchado en España para investigar con madres las células embrionarias, y al final será posible por un cambio de gobierno. Después de cientos de escándalos, reuniones y protestas, se puede decir que estamos en una calma tras la tormenta. De hecho, desde octubre se puede investigar en España con células madre de embriones. Gracias a la nueva ley, este campo de la ciencia, que hasta ahora ha estado prohibido, podrá desarrollarse y recibir subvenciones públicas.
Algunos proyectos ya están en marcha. Antes de legalizar la investigación, Andalucía y Cataluña manifestaron su intención de investigar con células madre embrionarias, y el ministro de Sanidad ha anunciado que en Cataluña se dedicarán a la medicina de la ingeniería textil con células madre embrionarias, mientras que en Andalucía se creará un banco celular nacional.
Junto a ellos, la Universidad de Navarra ha puesto en marcha un centro de investigación. Los 350 investigadores que trabajarán allí hablarán con células madre adultas, no con células embrionarias. En la CAPV, por su parte, se están preparando varios proyectos para trabajar con células madre, y un porcentaje importante de los próximos presupuestos del Gobierno Vasco puede ser para esta área de la ciencia. Además, se prevé traer al famoso investigador Juan Carlos Ispizua a un centro científico local. Si esto ocurriera, tendríamos entre nosotros a un científico con una experiencia increíble en el mundo de las células madre, lo que sería una gran ventaja para todos los grupos de investigación de la zona.
La investigación de células madre tuvo un punto de inflexión importante en 1998. De hecho, un grupo de la Universidad de Wisconsin (EEUU) consiguió crecer las células madre embrionarias de los humanos. Desde entonces se han publicado miles de artículos científicos y se han creado cientos de compañías con el objetivo de desarrollar el potencial terapéutico de las células, y las células madre XXI. Se han convertido en expectativas terapéuticas del siglo XX.
Según los científicos, las células madre pueden tener infinidad de aplicaciones terapéuticas: enfermedades del sistema nervioso central, Alzheimer, Parkinson, diabetes, alteraciones del corazón o ceguera, o materia prima para la producción de tejidos para trasplantes. Pero los límites siguen siendo tan grandes como la esperanza.
Muchos expertos, por ejemplo, no están convencidos de que los medios de cultivo utilizados para el crecimiento de células madre son totalmente seguros o están expuestos a infecciones.
Por otra parte, al igual que ocurre en la actualidad con los trasplantes de órganos, existe el riesgo de que se produzca un rechazo inmunológico en caso de que se reciban células madre no propias. Y de cáncer. Son muchas las investigaciones que se están llevando a cabo para demostrar que estas células no están expuestas a cáncer. La infinita capacidad de fragmentación de las células madre es fundamental para la obtención de millones de células y tejidos. Pero, a su vez, esta capacidad debe controlarse de forma estricta, ya que en estudios realizados con animales se ha demostrado claramente que el riesgo de contraer cáncer es muy elevado.
Está claro que todavía queda mucho por investigar y la decisión adoptada por el Gobierno español ha dado una nueva visión y un futuro a la tecnología de las células madre.
Una nueva de estas características tiene siempre ventajas e inconvenientes, pero en general debemos pensar que la decisión nos va a permitir trabajar en los próximos años una tecnología puntera. Y que trabajar con células embrionarias nos permitirá buscar una respuesta a todas estas inquietudes.