Aunque todas las células del cuerpo tienen la misma información genética, se especializan y cada una cumple sus funciones. Sin embargo, las células del embrión son totipotentes y tienen la capacidad de desarrollar cualquier célula del cuerpo.
Sin embargo, en el estudio realizado con los ratones por varios investigadores se ha observado que en el embrión la finalidad de cada célula se decide más rápido de lo esperado. Cuando el embrión del ratón sólo tenía dos células, éstas fueron marcadas con una sonda fluorescente de colores diferentes por Richard Gardner y sus compañeros de trabajo de la Universidad de Oxford para saber qué partes del cuerpo forman cada célula. Según lo visto, siguen un camino totalmente diferente.
Uno forma lo que será el cuerpo del embrión, como las células óseas, nerviosas y sanguíneas, mientras que el otro forma una parte de la cal que alimentará al embrión. Sin embargo, si en algún momento inicial se dañara alguna célula, sería sustituida por otra célula del embrión, que todavía es totipotente.
La identificación de las señales moleculares causantes de la totipotencia en las células permitiría la transformación de células y tejidos más antiguos, lo que permitiría la curación de los órganos afectados.