La especie más representativa dentro de este género es, sin duda, la betizu amarilla que nos ocupa en esta ocasión. Se conocen unas 20 especies. Tres de ellos se encuentran en el País Vasco, uno de origen africano (llamado H. orbiculare).
El betizu amarillo es una herbácea o mata con tallos de madera. Puede alcanzar 0,5 metros de altura, es erecta o decurrente y muy aromática al frotar las hojas. En el borde suelen ser revólveres, recubiertos de tomate blanco y “estrechos”. La flor es una inflorescencia de 5-15 capítulos, de color amarillo intenso y brillante. El nombre de esta planta indica que es muy difícil de arrugar. Generalmente es ovoide e ilegal y a veces tiene pelo en el pie. Florece entre mayo y agosto.
El fruto (acenio) es de color pardo oscuro, a veces con numerosas glándulas blancas y generalmente brillante.
Esta planta se distribuye en la vertiente mediterránea y en el oeste de Europa, especialmente en los matorrales alternativos a los encinares, alpargatas y quejigales, así como en los robles, dunas y arenales. Vive generalmente en zonas secas y pedregosas. Por lo tanto, está distribuida en muchas zonas del País Vasco, con altitudes entre 0 y 900 metros.
La betizu amarilla ha sido considerada como un indicador de “sostenibilidad” y “lealtad” y ha sido coronada con sus flores. También se ha utilizado como hierba medicinal para la fabricación de gargarismos como antiséptico y desinfectante. También frotando para curar el dolor de oídos. Dicen que las flores son diuréticas y febrífugas.
Familia: compuestos |