El informe publicado a principios de diciembre de 1992 sobre Salud Pública de la C.A.E. analiza en pocas páginas la salud y algunos de sus limitadores.
Como se dice en el preámbulo, se publica por primera vez, y eso es lo que hay que destacar, ya que este tipo de trabajos pocas veces se ven entre nosotros, aunque en otros países desarrollados se puede encontrar anualmente. Ocho apartados recogen la demografía, el estado de salud, la actividad preventiva y asistencial, la promoción y administración sanitaria y la educación e investigación en salud pública.
Junto a los datos de salud, se encuentran los datos de la estructura de la población de la C.A.E. y permite predecir situaciones y problemas específicos que dicha estructura va a generar en el futuro. Estos datos, por supuesto, no son nuevos, pero rara vez se ven acumulados de este modo, tan cerca de su descripción y conclusión. En cuanto a la población, el fin de la inmigración, el continuo descenso de la natalidad y el consiguiente crecimiento natural negativo de la población a partir de 1990, se ha producido un envejecimiento de la población debido al fuerte aumento de la esperanza de vida. Por otro lado, la tasa bruta de mortalidad ha disminuido y el aumento de la esperanza de vida antes mencionado, además del envejecimiento de la población, hace que el número de personas hasta los catorce años se encuentre muy desequilibrado (muy pocos).
En el caso de la mujer, en los últimos años se ha acercado totalmente al mundo laboral, lo que ha supuesto un menor número de niños y un menor parto.
La mortalidad muestra que las enfermedades del aparato circulatorio en la CAPV son la primera causa de mortalidad. Le siguen los cánceres y otras enfermedades degenerativas. Entre los jóvenes de entre 20 y 35 años, los accidentes son la primera causa de muerte. La importancia de las enfermedades infecciosas de antaño ha desaparecido, excepto en los jóvenes, en los que el SIDA todavía generará grandes pérdidas.
Entre otros muchos apartados, bajo el título “Promoción de la Salud”, se dan a conocer diferentes actividades dirigidas a niños, jóvenes, adultos y mayores.
Cabe destacar (no es casualidad, sin duda alguna) que prácticamente todas las actividades pertenecen al mundo de la educación para la salud. Y como es sabido, la educación para la salud tiene como objetivo cambiar o adaptar los hábitos a la gente, para prevenir posibles problemas de salud. Por ejemplo, se hace referencia a los riesgos del embarazo de la mujer que avanza durante años; o a acciones para la salud bucal infantil; educación sexual juvenil contra el SIDA o para la prevención; necesidad de educación para adultos; el tabaco, el alcohol y la prevención en casos de diagnóstico precoz y en el mundo laboral.
Decir que todas las causas de mortalidad antes mencionadas son en gran medida relacionadas con el estilo de vida, los hábitos cotidianos, no es algo nuevo (problemas de tráfico y tabaco, control de la tensión, o colesterol y sedentarismo; algunos cánceres y el tabaco y/o los riesgos del entorno laboral, los accidentes de tráfico juvenil y algunos hábitos, etc.). ), y es importante ver dónde se dirige la promoción de la salud.
Desde hace tiempo, y como se suele decir muchas veces, nuestra salud muchas veces está en nuestras manos. La forma de morir y enfermar depende de nuestros hábitos en los principales problemas. Los servicios de salud, por supuesto, pueden hacer mucho (si son buenos) cuando enfermamos, pero no es fácil decir que la mitad es nuestra.
Por otra parte, si los recursos sanitarios, biológicos, médicos no son capaces de curar o erradicar estas enfermedades y nosotros también tenemos claro que podemos hacer algo en cierta medida, sin duda debemos empezar a decirnos si no tenemos otra solución.