Desde el punto de vista de la salud pública, la prevalencia de la soledad no deseada es un tema preocupante.El grupo de investigación OPIK de la UPV-EHU ha investigado la prevalencia que tiene en la CAPV en función de la edad y las desigualdades sociales, y ha llegado a la conclusión de que uno de cada cuatro personas la siente, y ha resuelto que tiene una gran influencia en la salud física y mental, especialmente en la población de adultos jóvenes. Los investigadores concluyen la importancia de diseñar intervenciones para reducir la soledad no deseada, incluso para jóvenes.
La soledad no deseada se define como el sentimiento que produce la diferencia entre las características reales de nuestra red social y las que deseamos. Y han visto que en las personas que se sienten solas la prevalencia de la mala salud mental es cuatro veces mayor. Estudios internacionales han demostrado que la soledad está asociada a una mayor mortalidad, a un mayor riesgo de hipertensión y enfermedades coronarias, a problemas de salud mental y a una mayor probabilidad de comportamientos perjudiciales para la salud.
Analizando los datos de 5.700 personas, los investigadores de OPIK han aclarado que el riesgo de sentirse solo es diferente según el sexo y la posición socioeconómica. El 29,7% de las mujeres y el 23,3% de los hombres de la CAPV tienen sentimiento de soledad no deseada. Por tanto, la prevalencia es mayor en las mujeres (un 30% superior a la de los hombres) y es significativamente mayor entre las personas de clase social vinculadas a la artesanía.Unai Martín ha señalado, sin embargo, que “la soledad no sólo afecta a las personas mayores. La prevalencia es mayor a partir de los 80 años, pero afecta más a la salud de las personas de entre 25 y 44 años”.
Necesidad de intervenciones para reducir la soledad
Según Unai Martín, los resultados del estudio han dejado consecuencias significativas para las intervenciones de reducción y prevención de la soledad no deseada, destacando la importancia del ciclo de vida y las desigualdades sociales. Con un gran impacto en la salud, merece la pena focalizar este problema y empezar a pensar por qué tan sólo se sienten tantas personas.
La investigación es anterior a la pandemia del covid-19. “Si antes existía un cierto sentimiento de soledad, imagínate cuál será la situación en la crisis que vivimos, ya que poco se ha tenido en cuenta el impacto que la gestión de la epidemia está teniendo en la salud de las personas, más allá de las contaminaciones. Este aislamiento social que estamos padeciendo puede estar generando un gran impacto en la salud”, cree Martínez.