En Sussex, Inglaterra, un fósil especial encontrado hace más de diez años es el primer cerebro fosilizado de un dinosaurio. Es el cerebro de un pariente de iguanodona, de 113 millones de años, donde se ven claramente meninges, algunos vasos sanguíneos y tejidos circundantes.
Un investigador de la Universidad de Cambridge ha dirigido el estudio del fósil y los resultados han sido publicados en un número especial de la Sociedad Geológica de Londres. Según los investigadores, es muy difícil que tejidos blandos como el cerebro se conviertan en fósiles y se debe a la muerte de este dinosaurio en un medio muy ácido y poco oxígeno.
Los investigadores han estudiado las estructuras del fósil mediante microscopio electrónico de barrido (SEM) y con la ayuda de investigadores de la Universidad de Australia Occidental, demostrando que se parecen a los cerebros de los descendientes actuales de los dinosaurios. Por ejemplo, los fósiles son muy similares a las meninges de aves y cocodrilos.
Sin embargo, tiene diferencias respecto a ellos. De hecho, el cerebro de los reptiles sólo ocupa la mitad del volumen del cráneo, tiene forma de morcilla y está rodeado de una densa red de vasos sanguíneos. Sin embargo, parece que el cerebro del dinosaurio estaba en contacto con el cráneo. Sin embargo, los investigadores han advertido que de ahí no se puede deducir hasta qué punto tenían inteligencia.