Tras sufrir un infarto de miocardio, los pacientes a menudo tienen falta de sueño, fatiga y apetito. Según una encuesta realizada en Québec con más de doscientos pacientes, éstos son síntomas de depresión en el 15-20% inmediatamente posterior al infarto. Los depresivos tienen un riesgo de muerte tres veces superior al normal durante los seis meses siguientes al infarto. Está por ver el efecto que puede tener el tratamiento antidepresivo.