El Gobierno danés está estudiando prohibir todos los plaguicidas y una comisión formada por científicos y campesinos decidirá finalmente qué decisión tomar. Sin embargo, una ley que entró en vigor el pasado mes de julio en 1995 supuso la conversión de 150 productos ilegales.
La preocupación de Dinamarca se basa en el aumento de la concentración de pesticidas en las aguas subterráneas, y la verdad es que no es sorprendente explicarlo. La mayoría de los daneses obtienen agua potable de los acuíferos subterráneos.